
Comenzamos un nuevo año, y con ello vienen muchos planes, metas y propósitos que nos llenan de mucha ilusión. Para mí, uno de mis propósitos es potenciar mi autenticidad y lograr que más mujeres conecten con la propia. Si embargo, para entender de mejor manera el objetivo de este año, hay que empezar a definir el concepto de autenticidad…
Según la RAE, ser auténtico es un adjetivo que significa ser consecuente consigo mismo, que se muestra tal y como es. Es por ello que cuando nos referimos a la autenticidad entendemos que es cuando se es uno mismo y cuando vivimos dentro de esa verdad podemos sentirnos en plenitud y libertad.
No puede haber libertad sin autenticidad con nosotros mismos. Por tanto, la autenticidad es un privilegio que envuelve una gran responsabilidad consigo misma, significa ser sincera, ser honesta, ser libre y ser verdadera. Es por nuestra propia autenticidad que podemos medirnos a nosotros mismos con absoluta objetividad.
Cuando eres auténtica, nadie te exige ser de alguna manera, ni decir lo que quieren escuchar, sino que tienes la opción de expresar lo que realmente sientes. Es un trabajo de introspección, autodescubrimiento, aceptación y amor propio, que te impulsará a vivir en plenitud en un mundo imperfecto.
La autenticidad no es sinónimo de perfección, ni tampoco es un llamado a ser superior a los demás. Es simplemente vivir tu mejor versión, y siempre ir por aquello que seguirá definiéndote con el paso del tiempo. La autenticidad no es un estado anímico y mucho menos un concepto que te ayudará a estar en tendencia. Es una luz que te dará la guía para elegir aquellos caminos en donde realmente te vas a sentir cómoda para andar, porque te serás fiel a ti misma.
Ser auténtica no justifica criticar ni sentirte mejor que los demás. La falsedad las mentiras y la hipocresía es lo contrario a la autenticidad. Las personas auténticas se muestran a los demás en su verdadera dimensión personal, sin pretensiones ni trampas, diciendo la verdad, incluso si no se comprenden.
No se trata de etiquetas, ni juicios de valor, es la aceptación de uno mismo, y el respeto hacia los demás como seres diferentes. Es convivir en armonía y tolerancia respetando las diferencias de pensamiento, sentimientos y de proyección personal.
La base de mi trabajo como consultora de imagen, es ahondar en la autenticidad de las personas, para transformarla en una herramienta de comunicación y lograr que se conviertan en su mejor versión con el objetivo de vivan en armonía y plenitud con su propia proyección.
Para mi la autenticidad y la personalidad, es la base toda proyección personal, y por ello quiero que sea mi meta de este de año: que todos podamos descubrir nuestra propia autenticidad.

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